miércoles, 26 de agosto de 2009

Copy-Paste: Wookie Williams

De vuelta a postear en éste, su H. Blog de confianza y que mejor forma de hacerlo que con la sección Copy-Paste, que trae a ustedes a un gran bloguero. Estoy hablando de más ni menos que de Wookie Williams, cuyo nombre no recuerdo ahorita y no buscaré. Lo único que deben saber es que es un ser grande tanto física como en cuestiones blogueras. Aparentemente está en medio de un proceso de celibato involuntario (al igual que un servidor... U_U), pero eso no evita que nos deleite con entradas como la que sigue, con la que no podría estar más de acuerdo.

Para todos aquellos interesados en saber más de éste mítico ser pueden buscar sus pistas en Paiki, mejor conocida como La casa del Daemonio o bien, pueden seguirlo en sus aventuras diarias por Twitter, justo aquí.


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closer2

Terminé de leer Closer, la obra de Patrick Marber que convirtió en película Mike Nichols, esa en la que Natalie Portman se ve bien rica con peluca rosa. En el libro, Alice, su personaje, se muere. Dan, que en la película es Jude Law, se encuentra con Ana para decirle que Alice se murió. La atropella un camión o algo. El guey se pone a llorar y confiesa “me dijo que se había enamorado de mi porque le quitaba las orillas a los panes de mis sandwiches. La verdad, el día que la conocí le había quitado la orilla al pan porque se estaba desmoronando. Yo nunca hacía eso”. Osea, la vieja se enamoró de algo que el güey no era, no tenía, no hacía. Fuck. Detesto idealizar a una persona. Es un camino que no lleva a ningún lado, mas que a la decepción. La persona idealizada no va a poder cumplir las expectativas nunca. Y el idealizador se encula y pierde toda perspectiva. Generalmente nos enculamos por cosas bastante absurdas. La forma como alguien te vio un día que estaba borracho. Un par de tetas enormes. Una conversación. La idea de que nuestra vida será más divertida. Mi ex me decía que le prendía que fuera yo bueno en Guitar Hero. Nos enculamos de algo que no podemos tener. De algoque tuvimos y ya no. Nos enculamos de algo que no queremos, pero que nos negaron. Nos enamoramos de sentiemientos pasados. Nos enamoramos de lo que creemos que es una persona. Como Alice y las orillas de pan. Nos enamoramos de alguien porque pensamos que es de una forma, que es grandiosa, que es maravillosa. Prefiero enamorarme de cosas tangibles (como un hermoso par de tetas, una sonrisa de neón o de alguien que no me ofrece más de lo que puede dar) que andar creando mis propias ideas sobre la gente, y esperando que las cumpla. Ya hice mucho eso y que hueva. Pobre bastardo ese Dan, al que amaban por algo que no era. Supongo que después le empezó a quitar la orilla a sus panes siempre, aunque el güey las amara.

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Un gruñido en su honor.