domingo, 12 de agosto de 2007

La plática.

A veces es importante hacerle ver a la gente que si la está cagando, y chido. Creo que ahora me tocó que me hicieran ver que estoy que me lleva la fregada.

Desde que entré a mi actual trabajo no me había sentido tan frustrado desde que mi querida Claudia me dejó (allá por el 11/09 y no me dejó exactamente, pero me gusta la mala vida). El encargado de darme el sermón fue el buen Arturo. Me hizo ver que yo mismo me estaba presionando demasiado, que me relajara un poco, que independientemente de lo demandante que llegara a ser este trabajo no me matara tanto. En conclusión, que se procupaba por que esto tuviera repercusiones a largo plazo y que me viera afectado, no tanto en mi desempeño, sino en mi fisico.

Tras la plática me calme mucho, si necesitaba que alguien del trabajo me lo dijera y no alguno de mis amigos o familiares, mas que nada porque por muy buenas que sean sus intenciones no conocen como se desarrollan las cosas en la chamba. "Hasta la mirada te cambió" me comentó.
No eché este consejo en saco roto y desde ese momento trato de calmarme y no acelerarme tanto.

Gracias Arturo.